sábado, 4 de abril de 2009

ESPINAS DE MARZO

A veces me pasa. La palabra me golpea la garganta y me pide sitio, le digo que espere en la silla del paraqué. Me dice que no puede porque tiene prisa y las vacaciones..., ja. La muerte plena de marzo ha traído abortos de vida veraniegos y yo sé que me repito como el sonido de una tecla. Me aburro, me doy asco porque pienso que pasar el tiempo es una forma obscena de asesinato (a mí, que me dan miedo los cuchillos).

La vida es vanidosa: la forma ingobernable del egoísmo.
Vengo para entretener mis gritos: la forma más violenta del silencio.
Vengo para agotar mi resignación (vivir es eso) en eccemadas palabras sin ritual.
Vivir clausurado es la celda peor. Se asfixian las salivas del encuentro.
Finjo llorar, por mucho que mis lágrimas digan, he vuelto.

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