viernes, 4 de septiembre de 2009

SEPTIEMBRE

Venimos del mes de mayo para acabar en septiembre. Tenemos cara de domingo, de residencia, de autobús golfo sin mp3 ni nada. Queremos ligar en un día lo que el verano no trajo en tres meses. Pretendemos cambiar de vida sin cambiarnos de gallumbos. Septiembre es un mes de marzo adelantado. La verbena toca en martes y nadie va porque curra el viernes. Qué desastre de días sin verano, de tardes sin gente, de noches sin tacto. Septiembre te cuenta la película del otoño para que no te pegues el susto del invierno y el reuma. Septiembre es la luz del polvo de año nuevo. Una uva fresca que llega tarde como el vino que no sabe si ser gusano o mariposa. Septiembre es una sudadera que se mece entre la espalda y la percha con frío en los riñones. Mes de coleccionables y divorcios, de llantinas y lecturas. Es un mes más por mucho que se consuma. Yo que siempre fui un envidioso, soy noviembrino, poca cosa. Me quedé en el agosto hasta que vino diciembre con sus intimidades. Septiembre suena a para siempre, a Soria y a paseo de la mano.

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