miércoles, 30 de diciembre de 2009

HACIA LA LLUVIA

Camina contigo, piensa por tí. Hasta los libros parecen lejanos y entonces sus páginas no resbalan. El canal del televisor tiembla -verde dígito- recordando su sitio. Sienten lástima por tí, Es condescendencia judeocristiana, no se amparan en el genoma. La pena es recíproca, los oídos sordos, las bocas necias, los dedos señalantes. La pesadilla aguarda en una vigilante almohada. La leche es un semen agrio al que le falta nicotina. Sólo tu asco te reconforta. Hoy tú serás quien marque las horas al reloj. Coges los segundos con los dedos y los miras a la luz de las moscas. No hieden. La garganta se encoje con esputos de gripe. Levantarse, toser, defecar, orinar, leer, son actividades parecidas bajo el prisma cansado de los párpados. La risa histérica del loco suena amenazante. El cansancio fatal del hastío es su réplica. Polos opuesto de un helado caliente conla única certeza que te queda: estás solo. No hay de qué -te contestas.- Los sonidos se alteran por el cansancio metálico del cristal, violando tu sensantez. Estás harto de este latido de gato emparedado, gato montés, gato gato. Goteantes gatos en guetos de gees. Todo es una flema que gutura escupitajos insomnes a tu cordura. Te justificas en gestos, en amigos que ya no son más que nocilla olvidada. Quién trajo esas cartas caducadas, rancias, desletradas. Alguna foto acude al rescate sin traje ni capa. Tocan a fiesta pero a las lágrimas no las dejan entrar en el baile del rimel por eso los rostros de las madres tardías huelen a polvo cortado. Todo fluye hacia la lluvia. Nadie quiere olerte. Nadie. Hoy apagarás las luces, cerrarás con llave, móvil apagado. E intentarás convertir a la placenta del tiempo.

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