jueves, 6 de mayo de 2010

LA LECTURA

"... es querer enseñarle la chorra a los niños para que digan qué grande la tienes. Es el lado cutre de la vanidad. La vocación se confunde con la vacación porque decir "o" o decir "a" es como admirarse o preguntarse. Así me muevo: lánguido y docente con la vocal a cuestas." Blog Clausurado. 15 abril 2010.

A los que me alientan con su lectura.

Es como si te dijeran qué guapo es el niño. Es necedad vanidosa que reconforta como un premio, es mostrar lo peor de tí mismo.

Qué se hace después de Cervantes: Fumar a las cinco de la tarde, marchitos ya los almendros, cuando las palabras riman con sudoku.

El agujero negro del nihilismo se marchita en el ano de un niño. Cardar el hilo para destegerse y notar que es otro quien se abriga. Fabricarme la paradoja cínica del miedo, notando la alegría sorprendente de la certeza.

Qué está pasando aquí que tan sin conocernos nos pensamos cerca, íntimos, tangibles. Quizá no somos más que la angustia que repta por nuestro cuerpo buscando el sosiego. Esperamos una mentira para pensar que no moriremos nunca, que el amor es eterno, que mis padres no morirán, que mi hijo (mi todo) estará siempre sano y el ahora tibio, latente.

Necesitamos la palabra gracias, la palabra amigo, decir quédate y mañana ya veremos. En el mundo de lo caduco, de lo innecesario, del nada importa, en el jardín oscuro de los tallos sin brotes, tenemos el ansia de subir las persianas.

En el lugar del otro me voy encontrando a mi mismo. En la caja negra de los días he oído estás palabras. Otra vez sueno a lo mismo pero ya dije que no soy músico.

Decir gracias no es necesario pero importa. Quiero decir que importa porque no es necesario.

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