sábado, 17 de julio de 2010

LA EXIGENCIA

Decir mío cuando piensas en nosotros es decir reparto. Exigir es un acto de igualdad. Exigir comienza por la letra Yo. Luego viene el imperativo Suyo y así hasta llegar al indicativo somos. La discapacidad es el poso enfermizo que da el régimen castrense de la educación hasta los dieciséis. Es el raquitismo del siglo XXI pasado por el batán del televisor. Internet, intangible como es, tiene piedras de molino donde escanear el tiempo y la vergüenza. Con el soplete del tedio pretenden fundirlo todo hasta encontrar la fórmula del agujero negro. Invertir los esfínteres, que la mierda caiga por su peso, domesticar lo incuestionable. Exigir es un acto de responsabilidad, el egoísmo más solidario. Señalar las bocas a través del ombligo. Unir el cordón umbilical de la miseria con el jugo gástrico de la anemia. Es un proyectil multicolor, polimorfo, etéreo. El césped recién regado, la piel fresca. Hay un buitre acechando.

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