jueves, 19 de mayo de 2011

LA ECONOMÍA

Lo realmente difícil no es vivir, lo complicado es vivirse. Vivirse es una tragedia intransferible de traiciones. Acciones que juegan con la arena del pensamiento. Un cubo y una pala que perdieron de vista al niño. Una huerfanía simple como la muerte. Vivir es muy fácil, basta con que nos nazcan. Lo complicado viene luego cuando pasamos del cachorrismo al individuo mediante el perdón del lenguaje. Es entonces cuando la contradicción comienza a madurar su carga, cuando comienzan a pasar las cosas. Y vamos respirando el capricho de la química, dulcificando el tiempo con la risa. Es el sálvese quien pueda donde nadie puede salvarse. Con esta falta se erectan los resortes como lenguas sedientas de cariño. La ternura se impone como el mérito conservado, como el último reducto del animal que fuimos. La ingenuidad, lo candoroso acaban siendo la forma del entusiasmo adulto, la resistencia amante de las almas en duelo, la empatía, la brasa silente de lo humano. Cuando el instinto se levanta de la siesta se encuentra a las vaginas floreciendo porque siente que los niños juegan en la calle. Hay hombres que aprovechan para sacarle filo a sus penes. Hablaba de la vida, del lenguaje, del entusiasmo: estos caprichos de la economía.

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