miércoles, 20 de julio de 2011

EL ODIO

“Es preciso matar para seguir viviendo”.
Miguel Hernández.

El odio de las bombas concentrado en lágrimas, que se esconden, que no quieren salir por el ruido de rabia que mana del oxígeno. El odio viene de la repetición, la piedad viene de la anécdota. El odio es una palabra de pobres como esperanza, ahorro, mañana. El odio es una chispa, una flor que germina, crece y muere en una misma fotosíntesis. Se amamanta a los niños, se entierra a los viejos. Dejémonos el violín. Dejémonos la ropa en el cajón cursi de los sastres y saquemos a pasear los alfileres. Hace falta el olvido del estómago para no ulcerar los ojos. El odio observa el vértigo de la economía, siempre vuelve, con forma de policía. Podemos seguir andando -correr ya no gana carreras- y cuando pensemos que es mejor no pensarlo tendremos una legión de niños mudos a los que dar palabras para evitarles lenguaje. Los niños, acaban preguntando por la vida. Su vida y no el excremento de egoísmo que les dimos para darnos, el capricho vanidoso de las experiencias maravillosas. El odio germina hasta debajo de los besos.

No hay comentarios: