miércoles, 8 de febrero de 2012

EL ANUNCIO

La emoción se presenta como una sorpresa y te sientes súbitamente humano, mejor. Y sientes un calor sin lugar, un algo que viene de la primavera, eso que brota por cada poro del aire. Luego, en la continuidad, aparece la tragedia de los cuerpos que acuden perezosos a la miseria. No es buen lugar para el llanto. Llorar es algo íntimo, el agua que nos reconcilia, una sed desterrada por el hambre del mundo. Llorar es un poco libro, una vagina íntima por donde se mueren los niños. Es el frío lo que conduce al abrazo, a las lágrimas de fresa que brotan del almendro. El frío que se vierte, chocando por los aires, deshojando palomas. Y voy preguntando a mis brazos el porqué de mis palabras. Así no hay quien duerma ni quien viva ni quien sueñe. Y hasta la certeza blanca anuncia tremulares.

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