miércoles, 22 de mayo de 2013

LO DICHO

"A la inmensa minoría".
Juan Ramón Jiménez

La tibieza es la violencia arrolladora de las crueles mayorías. El número es una dictadura aplastante y a menudo irracional. Venceréis pero no convenceréis decía Unamuno. La soberbia nace de la dignidad de la conciencia que ya no está para malos tratos. La tibieza es el silencio cómplice de las buenas personas de la que hablaba Luther King. El asco manoseado por la lengua suripanta de los esquiroles. Para ser no hace falta más, se es o no se es, o eso decía Shakespeare. La mayoría necesita arroparse de su peor mutismo para vencer sin réplica. Acción u omisión consciente son la misma cosa, decía Anguita. No dejan ni disfrutar la fiebre que digo yo. La tibieza es radical, convencidísima por ignorante. Tosca, ególatra, solipsista -la tosquedad, César, la tosquedad- es la inocencia que asesina sin la culpa sangrienta de las palabras. "La gente, Jonás, ya no lee a Dostoievsky", dice Víctor. Es más fácil creer que pensar y siempre has sido un poco raro. Esta primavera, verde aplacado, lluvia tímida, me ha regalado una tormenta con su rayo de lágrimas que sabe lo dicho aunque no sepa por qué. Su desidia es un desierto de tardes llenas de hormigón, risas de frenopático sin cortes de cuauhtémoc ni espadas con sudor de pelo. Ahora hasta la violencia es un anuncio, un rédito sonámbulo, un violador que asesina la floresta. Pero uno ya sabe todos los cuentos que decía León Felipe y sabe que el miedo del hombre lo curan con el chantaje emocional. Digo sólo lo que he visto. Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero sé más que la insignificante mayoría.

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