viernes, 28 de junio de 2013

LA VOZ


Cuando la espera estaba más tensa y sudorosa, alguien vino a sentarse encima del calor. Es ahí cuando la idea comienza a dilatarse, a buscar la imagen de lo posible. Cuando los dedos se caen lacios de unas manos despistadas, cuando las noches se acaban pronto por culpa de lo de siempre, llega el final de nuestros principios cotidianos. No sabemos prender la pólvora del todavía. Vamos, prueba otra vez, fracasa mejor. Pintamos el césped, las fachadas, de carmín los labios. Es la impostura del aire. Seguimos atados a la costumbre del beso, la mentira alegre de la saliva imaginada. La luz ha vuelto, quédate me has dicho. Pero hay una pluma dentro de mi estómago que gime cuando escucho el paseo de tus voces. Tienes hambre, has dormido, vuelve pronto, hablamos sinceramente. Ahora entiendo a la alegría -ese preámbulo de cosas que no llegan- y finjo envolver el aire para llevar. Recuerdo quienes fuimos sobre las dunas del absurdo, aquel maravilloso del llanto por el llanto, del instante por el instante. Tras la reforma emocional instauraste el monopolio del cariño y ahora te quiero por encima del nosotros.

1 comentario:

mari dijo...

que casas tam bonitas escribes animo machote,,adelante tu si que vales mari