jueves, 5 de diciembre de 2013

EL LIMÓN

Para Arturo Lomo Solance,
lágrimas de limón.

El limón ha llegado como una espátula de tiempo. El limón es la fruta cerúlea del verano que nos recuerda a las abuelas muertas, a la fiebre de los pezones, a los versos de Lorca que nadie lee. Su jugo es una arcada urgente que deja remansada la decencia. El sol es una luz de infancia por la que brillan las hojas secas, es la bengala del tiempo, ese aguinaldo de la memoria con que nos llega diciembre. La vida llega cuando quiere. La vida es un limón por el que juegan los niños y las hormigas. En su continuidad negra y amarilla van tejiendo las abejas sus desgracias. Vuelo y miel buceando por los cielos de lo inevitable. Y las palabras rotas con su cristal despertando en otro frío. No hay sombra en el lamido de un gato. Trágico, como todo lo simple. Amarillo, como todo el hastío. El limón es el cansancio oculto, las escamas que vigilan el agua, un revés tranquilo de hojas en blanco. El limón es la cebolla del mundo. Es un decir.

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