sábado, 8 de marzo de 2014

LA ALARMA

Es difícil estar alerta cuando el silencio te complace. No sabes como erectar los besos ni cómo drenar la suavidad del sexo. En la repetición el paisaje se torna en decorado, “parece una foto”, dicen los turistas. Gooebels no sabía que la ignorancia tiene su propio nazi, que no es necesario alentar la mentira en la sucesión del cinismo. Hay un gas llamado oxígeno. Un error que persevera buscando la estela de las mariposas. “Vi sus alas una vez”, te repites. Quieres cansar los caminos en otros pies, volver al sabor del diente, a la risa pegajosa de la cerveza. Cuando el tiempo se acumula, cuando las palabras no salen de casa y la sal ya no sabe, hay que decir ahora. No ceder a los párpados, arrancar las filigranas del calor, clavar las uñas en las cerraduras. Saber obliga. Seguir esconde. Y sé que la madrugada permanece en los hombros de la luna. 

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