jueves, 3 de abril de 2014

EL OBJETO

El silencio es la soledad del ruido. El objeto una emoción finalizada, nuestro temblor hecho memoria. Por eso el tiempo necesita su espacio. Por eso las fotografías, -¿por qué la tele?-, por eso los libros, las cucharas, por eso. Es nuestra limitada soledad, nuestro hueco más profundo, quien nos lleva a guardar las cosas, quien nos lleva a la palabra, a abandonar la tristeza del silencio, proyectarnos hacia el otro, ese nunca luminoso. Seguimos al miedo de la salud y el regalo de la vida. Seguimos con la desgracia como seguimos al látigo pero quién engaña a las mañanas. Ni la mejor madrugada puede cerrar los ojos, hay emociones que doblegan. Sigamos como si nada. De repente el frío, de repente el azúcar. Las emociones son objetos que tiemblan, tiempo detenido en la sangre. De repente una saliva, ojos blancos, ojos enormes que se agrandan con la súbita alegría de los niños. De repente un lápiz o un muñeco nos hacen llorar. Sigamos. Sigamos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

valla parece, que voy entendiendo,un poco tus escritos este me ha calado, asi se escribe,yo también escribo en los ratos de soledad que todos tenemos pero luego los rompo,para que si al dia si guiente sale el solsi luego sur gen otras emociones como tu dices,besitos y adelante,gran hombre