sábado, 9 de mayo de 2015

EL CLORO

La barbarie empieza en familia.
Angélica Liddell.

A Mónica.

Y ahora qué. Para qué. Ya no me divierte jugar al escondite y el néctar de la alegría fabrica miel con pesticidas. Las letras del diccionario se caen y las mariquitas llegan volando hasta mi coche para posarse en mis pestañas mientras conduzco. Ya no me inquieta el para qué. Para qué. Han disparado a Eva. Han disparado al tiempo, cloro y asco por las albercas, y mi gorila escapa hacia el amor para olvidar el genocidio de las vaginas. Para qué olvidar. Hay que agotar hasta la última sangre de las letras. Y ahora qué. Ven, dame la mano, prometo no preguntar.

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