viernes, 15 de enero de 2016

EL HUEVO


Se escribe cuando la punzada de la emoción rompe el huevo de la imagen. Cuando la escena asoma la cabeza, solo hay que adjudicar las palabras para ir trasmitiendo. De lo contrario se divaga, se escribe a tientas hasta que tocamos la burbuja de la suerte y ponemos las manos para que caiga el premio. A veces lo divagante se reviste de bacterias y le da al texto un olor a vida, a podredumbre de alegría, llegando a coger gusto a la lluvia sentado en casa. Lo malo es cuando el huevo se acaba, se va o no existe y no hay quien te venda una docena. Y no se sabe qué escribir, hay quien le llama "oficio" a vender una vespa, yo le llamo estafa. Aquí dejo el huevo.  

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